Carta a mi niña interior

Carta a mi niña interior

 

No sé si sabías lo agradecida que estoy contigo. Eres el ser más apreciado que tengo. Perdón por no haberte escrito antes, solo tú y yo sabemos tantas cosas vividas.

¿Recuerdas cuando nos quedamos a solas en esa emboscada de incomprensión?. Cuando nuestro cuerpo trataba de expresarse y lo hacía por medio de unas convulsiones muy fuertes causadas por los conflictos que sufrían nuestros padres. Conflictos que eran heredados por nuestros ancestros. Con esos 5 añitos queríamos decir: “¡Basta! Ya tomen conciencia”. Las convulsiones se fueron gracias a unos baños ¿lo recuerdas?. Pero nuestro cuerpo siguió gritando. Esta vez por medio de una ceguera, queriendo decir “No quiero ver los problemas de nuestros padres”.

Recuerda cuando a los 6 años y medio nuestro padre nos llevó de viaje a Bogotá a 10 horas de distancia en un camión a vender fruta en una plaza mayorista donde todo era para nosotros muy novedoso. Ese día, nuestro padre se olvidó de nosotras.

 

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Cómo olvidar que a los 10 años nuestra hermana nos llevó vivir en su hogar y nos dió estudio. ¿Recuerdas las noches que trabajamos en la cantina de nuestro cuñado? Nos levantábamos a las 6 am. Ahora ya grandes es que pienso cómo estábamos de niñas para desempeñar esa labor. Gracias mi niña.

Perdóname pequeña por toda una vida dándote la espalda. Perdón por no haber querido oírte, no haber querido aceptar que formas parte de mí. Te dejé en el pasado y me olvidé de tus heridas abiertas. Incluso me reía cuando escuchaba hablar de “sanar el niño interior”. No lo podía comprender y era más sencillo dejarte atrás.

Durante años has guardado el dolor más profundo. El primer rechazo, el primer abandono, la primera humillación y traición y todas las posteriores. Todas las heridas emocionales de mi infancia recayeron en ti. Lo peor es que te abandoné en la tarea de procesar el daño.

Perdón por no comprender que ese trabajo no te correspondía. No tenía las herramientas para hacerle frente. ¿Cómo pude pedir a un niño que comprendiera, perdonara y sacara un aprendizaje del sufrimiento? Te abrumé y aún te veo confusa y conmocionada en algunas situaciones.

Amo tu voluntad hecha de piedra y tu entusiasmo de pie. Admito que alguna vez terminé derrumbada, cansada de transitar senderos de incomprensión, sin embargo, al otro día estaba de nuevo de pie. AMO la creatividad que te hace inventar soluciones inéditas y tu humor que endulza las adversidades. AMO verte crecer con todo lo que te pasa y disfrutar con lo que a otros agobia. No me dejaste cambiar de niño a niña hasta que comprendí tu soledad y tus sufrimientos.

Últimamente te veo más serena, enfocada en tus mejores proyectos, menos disponible a lo innecesario. Te veo una mujer resplandeciente, equilibrada sin ir a los extremos, llena de frutos y guardando en la mirada nuevos amaneceres. Te veo transparente en tus SUEÑOS. Ahora estás más observadora y buscando el significado  a cada situación en el instante, libre en tus decisiones,  palpitando la vida sin pudor, dejando que todo vaya fluyendo libremente sin obstáculos, aceptando lo que suceda en cada momento sin esperar más tiempo.

Gracias porque sé que, a pesar de todo, hiciste lo que pudiste. Sé que diste todo de ti para que saliéramos adelante. Sé que intentaste librarme de las cargas de mi pasado para que pudiéramos mudarnos a un futuro mejor. Y no sabes cuánto agradezco tu esfuerzo, tu lucha y tu perseverancia. 

Gracias por la fuerza de soportar tanto por mí, mientras yo me negaba a hacerlo… Gracias por haber vivido tanto tiempo con las heridas sangrantes y el alma vacía y no rendirte. Por haber intentado por todos los medios posibles que necesitábamos sanar. Cada ataque de ira era tu voz recordándome que no nos debíamos dejar abusar o humillar de nuevo. Cada súplica a parejas, amigos y familiares eras tú, llena de miedo a que nos volvieran a abandonar. Las veces que no me atreví a acercarme a las personas, a mostrarme como soy, era tu pequeña mano reteniéndome para no exponernos a un nuevo rechazo.

Gracias a ti ya tenemos respeto, reconocimiento, aceptación y sobre todo acompañando a todas las personas que nos solicitan salir de esa oscuridad en que viven. Te prometo mi hermosa niña interior que a partir de hoy no volverás a estar sola. Ahora que al fin te he encontrado no voy a dejarte más. Hoy te libero del peso y me comprometo hacerme responsable de mí.

Hoy tomo las riendas de mi vida y asumo mi papel de adulto.

Deja que, desde ahora, yo cuide de ti. Te prometo hacer todo lo que sea necesario para integrar todas las vivencias dolorosas y SANAR el pasado.

Prometo dejar de huir, mirar de frente a la oscuridad y decirle que, tú y yo ya no vivimos ahí. 

Los recuerdos no volverán a alimentarnos, no seguirán controlando nuestra vida. Voy a aceptarme tal como soy sin permitir que las opiniones ajenas me hagan sentir menos.

Te prometo alejarnos de quien nos daña y nos humilla. Te prometo que aprenderemos juntas a seleccionar nuestros entornos y librarnos de la necesidad de agradar a todo el mundo.


Te prometo amarnos por encima de todo. Prometo hacer del Amor propio el estandarte de mi vida, para que nunca más te sientas desatendida. Eres la parte más valiosa de mi propio ser. No sé cómo pude estar tanto tiempo sin ti. No sé cómo pudiste estar tanto tiempo sin mí. Te prometo que vas a estar en casa. Con amor: yo… y tú.


 

Tu amor incondicional

Verónika González González

 

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