Sanar el niño interior es un destino que nos lleva a la evolución

Indudablemente al nacer iniciamos una travesia , un sin fín de experiencias que tienen como propósito formarnos y abrirnos un camino que nos direccione rumbo a nuestra verdadera evolución, a un encuentro pleno con nosotros mismos, con nuestros antepasados, con realidades dolorosas que han permanecido a través del tiempo impidiendo nuestra libertad.

¿Crees tú, que evolucionar te hace más consciente de la vida?

¿Sanar tu niño interior te acerca a una verdadera realización personal?

Bueno; cierto es que dentro de esta temática surgen cientos de interrogantes, dudas, deseos de respuestas concretas; y probablemente lleguemos a un nudo; algo similar cuando tu te sumerges en un cuento con inicio, nudo y desenlace; he aquí el verdadero desafío; entrar al nudo, identificarlo en nuestra historia de vida y conseguir un desenlace o final feliz, es la idea ¿verdad?.

 

A ese punto de libertad pretendo llegar, profundizar. Ese es mi propósito. Lograr que a través de mis talleres, conferencias y terapias puedas encontrar un puente que te conecte y pueda suplir de manera significativa las necesidades de tu alma; llevarte a una iniciativa contundente de experimentar armonía entre tu espíritu, tu alma y tu cuerpo.

Dentro de todo este ciclo que muchas personas hemos vivido encontramos algo llamado el destino; que es el concepto por el cual creemos que algún evento, acción o situación están determinadas.

 

Existen dos clases de destino:

 

El destino menor que es el que nos encontramos al nacer basado en la libertad por lo que no se determina o predice con exactitud.

 

Ahora definamos nuestro destino mayor: corresponde a una de esas leyes universales que nos rigen la vida y que es fundamental para el logro de una libertad personal, de una sanidad de nuestro niño interior y que nos impulse hacia la satisfacción, la superación llegando a la felicidad plena.

Es importantisimo identificar estos conceptos y diferencias acerca del destino para adentrarnos al proceso de sanidad interior que le otorga libertad a nuestro ser.

 

Y para finalizar este encuentro contigo, quiero tocar el tema del alma. El alma forma parte de tu esencia, contiene una misión dentro de tu proceso de evolución.

 

El alma es algo así como un contenedor que se llena de información.

 

Tu alma contiene tu cuerpo, tu mente, tus emociones; en si contiene tu esencia, lo que realmente eres.

 

Existe un contraste fuerte al momento de introducirnos rumbo a la sanidad de nuestro niño interior ya que debe haber un impacto entre las tres dimensiones de tu ser: espíritu, alma y cuerpo que se conectan entre si generando un equilibrio de paz y armonía siendo conscientes de la necesidad que tenemos como personas de experimentar sanidad, libertad, avanzando hacia ese encuentro de amor con nuestro verdadero yo.

 

Hoy termino invitándote a escribir todo lo que recuerdas de cuando eras niño.

 

Elige un cuaderno o libreta de notas que puedas utilizar como un diario. Divide la página en dos columnas. En la columna de la izquierda escribe todos tus recuerdos y en la columna de la derecha escribe cómo te sentiste de niño con esa experiencia. Ponle un nombre a tus emociones. 

 

Este ejercicio te ayudará a descubrir que esas mismas emociones las vives de adulto en muchos momentos de tu vida. Sobretodo en relaciones de pareja. Que se convierten en los nudos de los que hablamos al principio de este blog. 

 

Sígueme en mis redes sociales y sigamos descubriendo juntos las heridas que traemos de la infancia y métodos efectivos para sanarlas.

 

Un abrazo,

Verónika González

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