Lo que hay detrás de las relaciones familiares
¿Alguna vez has sentido que no perteneces a tu familia?. Tal vez por la poca comprensión, comunicación y escucha qué hay entre tú y ellos?.
No importa qué gustos, preferencias, ideales o creencias tienes. Todo el que pertenece a una red familiar tiene el mismo derecho a formar parte de ella y nadie debe negarle su lugar.
Ser familia no es casualidad. ¿Has notado que las personas con las que peor nos llevamos son nuestros familiares?. Porque con nuestra familia mostramos nuestro verdadero carácter y este entra a conflictuar con la personalidad de otros miembros de la red familiar.
Más que un obstáculo en el camino, es una oportunidad de crecimiento. Es la oportunidad de amar, comprender y sanar. Cerrar el ciclo con esos familiares con los cuales conflictuamos nos permitirá no tener que repetir cada vez la misma situación dolorosa hasta que hayamos comprendido la enseñanza que esa circunstancia traía a cuestas.
La vida es sabia y nos permitirá vivir una y otra vez las mismas situaciones hasta que hayamos sanado. Una vez cerrado el ciclo en tu corazón y tu mente, la armonía llegará a tu familia.
Dar y recibir con equilibrio
Dar no solo es solo materiales. Es dar desde tu corazón. Una sonrisa, un favor, un consejo, una alegría, una buena lectura, tiempo, atención… Por nuestra propia evolución cuando alguien nos da, sentimos “presión” de dar también. Es un principio de reciprocidad.
En la medida que entreguemos se crea un hado de energía con esa persona que permite que también recibas. Cabe aclarar que lo mismo sucede cuando entregamos aspectos negativos de nuestro ser: rabia, palabras soeces, miradas llenas de odio, desatención…
El lado oscuro de “dar”: La búsqueda de aprobación
Ten presente que el intercambio es bueno hasta cierto punto. Dar más de lo que puedes o incluso sin nacer del corazón hace que el cansancio llegue a ti hasta que el cuerpo no resiste y es cuando aparecen los dolores de los hombros. El cuerpo grita lo que la boca calla.
Empezar por ver sus puntos positivos, lo que esa persona ha aportado a tu vida, lo que debes agradecerle por pequeño que sea, te ayudará a sanar esa relación desde la gratitud y la bondad. Si crees que estás siendo juzgado injustamente por ella o él, solo perdónalo porque es un ser equivocado y agradécele lo que ha hecho por ti por poco que parezca. Tal vez, incluso, su forma de ser te ha hecho más fuerte en diferentes aspectos de tu vida.
Sin embargo, analiza siempre tu intención de dar. Te cuento mi propia historia: desde los diez años me satisface ayudar a los demás y sin recibir nada a cambio solo el cariño. Siempre he escuchado frases como “Vero es muy buena persona, muy noble”. Pero solo hasta mis 56 años gracias a mis estudios tomé conciencia y me di cuenta que estaba buscando reconocimiento y aprobación debido a mis patrones y creencias familiares. Fue allí donde comencé a valorarme como persona por lo que soy , lo que pienso, siento y hago y comencé a poner límites haciendo lo que siento.
En el camino he perdido amistades, familia, cosas materiales. Pero ¿sabes? No me ha importado porque entendí que primero estoy yo. Claro está, sin pasar por encima de nadie. Hoy en día soy una persona que mantengo en constante observación. Cada que se me presenta una situación, analizo en mi mente ¿Es un patrón en mi comportamiento? ¿Es una creencia limitante? De esta forma tomo decisiones claras frente a cada situación.
¿Has pasado por situaciones similares?. ¿Qué has hecho cuando fuiste consciente de ellas? Me encantaría leerte en comentarios.
